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Foto del escritorBecky de Muir

Acción de Gracias en Venezuela: una historia sobre biculturalismo, comida y amor.

Actualizado: 24 oct 2023

Acción de Gracias siempre fue una de mis celebraciones favoritas, porque era solo para nosotros. Esta historia nos lleva mas de 70 años atrás y ha tenido una gran influencia sobre quien soy hoy en día. Mis abuelos vinieron a Venezuela en 1948 con sus 2 pequeñas hijas, unos Dólares a su nombre y sus corazones llenos de esperanzas. Ellos llegaron a un país muy próspero que los recibió a ellos y a todos los demás inmigrantes con los brazos abiertos. Fué una época en la que muchos americanos llegaron a la costa Oeste de Venezuela a establecerse en los campos petroleros.


Mis abuelos vivieron felizmente con sus familias y amigos en su pequeña comunidad, donde todos eran americanos o “musiús”. Esto signifacaba que había muy poca necesidad de hablar en español fluído, con vendedores que hablaban inglés y colegios americanos para sus hijos. Con el pasar del tiempo, 2 niñas más llegaron a la familia (incluyendo a mi mamá) naciendo en este nuevo país. Para ellos vivir en Venezuela y visitar a la familia en Texas les ofrecía lo mejor de ambos mundos, de lo cual crearon un doble-cultura muy propia de ellos. Uno de los mejores ejemplos de esta cultura dual es la cena de Acción de Gracias en Venezuela.


Acción de Gracias, aun cuando es una celebración muy popular en Estados Unidos, no se celebra en Venezuela, y en la década de los años 50 era muy difícil conseguir algunos de los maravillosos ingredientes tradicionales de la cena de Acción de Gracias. A través de frecuentes viajes a Estados Unidos, y el advenimiento de los alimentos enlatados, y mezclas de cajita mis abuelos hicieron de celebrar esta fecha su misión. A medida que pasaban los años, y sus hijas y sus nietos fueron creciendo esta Acción de Gracias venezolana fue evolucionando para reflejarnos a nosotros como familia y es uno de los mejores recuerdos de mi niñez y de mi vida adulta.


La cena de Acción de Gracias siempre se celebró en casa de mi abuela en La Concepción, un pueblo a las afueras de Maracaibo. Mi abuela era la reina de Acción de Gracias, una fecha que era de ella para celebrarla como deseara. No había otros eventos, no había que intercambiar fechas o decidir con qué familiares celebrarla y todos eran recibidos con los brazos abiertos. Mas sin embargo, tenías que asegurarte de dejar espacio para el postre.

Como muchos de ustedes deben saber, celebrar una tradición de un país en otras tierras viene con vario ajustes, pero fué esto lo que tal vez hizo de nuestra Acción de Gracias venezolana aún más especial. Como deben imaginarse, celebrar Acción de Gracias un jueves era casi imposible con 4 hijas y sus esposos, nietos y luego bisnietos, todos en calendario venezolano. Celebrar Acción de Gracias un día domingo fue el primer compromiso.


El Menú

La comida fue otro lugar donde nuevas tradiciones evolucionarían. Las manzanas no eran muy populares en Venezuela hasta hace relativamente poco tiempo, así que el pastel de manzana nunca tuvo un papel prominente, pero el pastel de pecanas y el pastel de auyama siempre estaban presentes. Con los nuevos miembros de la familia, nuevas recetas venezolanas vinieron a acompañar el tradicional festín, y mi abuela fue aprendiendo algunos trucos de la cocina criolla en el camino.


No sería día del pavo sin el ave tradicional, y gracias a emprendedores hombres de negocios los pavos se encontraban en selectos mercados de la ciudad de Maracaibo. El relleno era de pan de maíz, hecho con funche “la Lucha” que era lo más parecido a harina gruesa de maíz amarillo, horneado con vegetales y caldo de pavo, servido con menudillo de pavo. Luego comenzamos a usar Cachapa Mix (mezcla para hacer panquecas de maíz – deliciosas) para hacer el relleno, el cual seguía siendo igual de divino.


Los arándanos eran enlatados, el maíz era fresco y frito, y las vainitas se servían en una cacerola con crema de hongos Campbell’s. También teníamos puré de papas, frijoles, pastel de pecanas, pastel de auyama, torta de zanahoria, barritas de fruta caramelizada, pastel de limón y quesillo (flan de leche condensada y caramelo, y es tan delicioso como suena) y ensalada de frutas, todo fresco y hecho en casa con la excepción de algunos ingredientes importados, y todo se comía con gusto. Grandes jarras de té helado y café guayoyito (café colado menos fuerte que un espresso y hecho con uno de los mejores granos del mundo) eran tomados para terminar un excelente festín.


Luego de servirnos los platos tipo buffet y dar las gracias en varias mesas a lo largo de la sala y comedor (éramos 20 y contando) y mirando toda esta deliciosa comida a su alrededor hecha con tanto amor, y ver a su familia podíamos ver a mi abuela sonriendo, todos sus pollitos estaban en el nido, todo ese esfuerzo había valido la pena.


Algunas concesiones se hicieron, pero la cena de Acción de Gracias del domingo en la tarde era una cita segura y el orgullo de mi abuela. Al pasar de los años las hijas y las nietas (incluída yo) comenzamos a traer platillos propios para estas cenas, hasta el momento en que la abuela regresó a Texas. Ahora cada uno de nosotros celebra Acción de Gracias en nuestros hogares, celebrando nuestra herencia cultural con nuestras propias familias, y nos adherimos a la tradición, nuestra propia tradición de incorporar los platillos favoritos de nuestros seres queridos a este festín. Después de todo este es un día para ser agradecidos y contar nuestras bendiciones, y la familia es la más especial de nuestras bendiciones.


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1 comentario


Cateryn Añez
Cateryn Añez
20 nov 2023

Me encantó. Está tan bien escrito que al leerlo puedes imaginar cada escena. Buen storytelling Becky. ❤️❤️❤️

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